Con la práctica de yin aportamos suavidad, lentitud, paciencia y entrega. La misma actitud que la vida nos pide tomar ante las cosas que deseamos. Soltar, confiar y entregarnos. Muévete lento, tranquila, con calma y con paciencia. Deja que cada postura, que el proceso, vaya mostrándose y desvelándote ante ti.