Casa Protea Plant Collectors Studio, este es el verdadero nombre de Casa Protea, este precioso universo de plantas y verde ubicado en uno de los extremos del barrio de Gracia, en una zona tranquila de calles peatonales cerca de Plaza Joanic. Un enclave perfecto para pasear entre calles estrechas y tranquilas, comprar el pan, tomar un café para llevar, hacer la compra semanal en el mercado del barrio en Paseo San Juan y sí, también dejarse caer y perder entre las plantas de Protea y hacerse con una (o dos o tres…) de sus plantas, cuya variedad de propuestas es asombrosa, desde lo conocido y habitual a otras tipologías de plantas maravillosas y nuevas para muchos de nosotros por más amantes que seamos de las plantas.
Casa Protea es el proyecto de Jesús y Pancho, dos enamorados de las plantas que hace ya algo más de dos años abrieron su tienda-estudio fruto de su entusiasmo por la botánica y la capacidad que esta tiene de actuar como nexo entre las personas y el espacio que habitamos.
Artista y arquitecto de formación, Jesús y Pancho han tenido siempre en sus venas la heredada pasión de sus abuelas, “ávidas jardineras y recolectoras de las más diversas especies”. Fue gracias a ellas que entendieron cosas como la larga y extraordinaria trayectoria del crecimiento de un cactus, desde su semilla hasta su floración o la importancia de esquejar para propagar.
Pero el mundo de Casa Protea va más allá de las plantas que puedes comprar en su espacio. También ofrecen talleres siempre relacionados con la botánica donde distintos especialistas comparten sus conocimientos. Han pasado por su casa proyectos tan apasionantes como el de Marble Matter de Julie cuya investigación gira alrededor del estampado creado a base de deshechos de flores; también los chicos de Coudre Studio que trabajan desde la intersección artesanía y tecnología con su proyecto de impresión 3D en cerámica.
Jesús y Pancho ofrecen también servicios de mantenimiento y formación para empresas y particulares para mejorar el cuidado de sus plantas y en ocasiones, como ellos mismos dicen, “también jugamos con las flores, nos encanta trabajar para proyectos puntuales que se animan a salir de los arreglos tradicionales” colaborando con marcas como Hermes o el Barcelona Gallery Weekend.
¿Y de dónde surge su nombre, Casa Protea?
“Utilizamos la palabra casa porque más que una tienda nos la planteamos como un punto de encuentro donde compartir información, conocimiento e intereses con otras personas. En este tiempo hemos experimentado el gran poder que tienen las plantas como catalizadores de inspiración y no dejan de recordarnos constantemente sobre la belleza de lo imperfecto y todo aquello que cambia. Esta última cualidad, inherente a los seres vivos, está encarnada según la mitología griega en Proteo. Este dios tenía la habilidad de cambiar de forma y apariencia externa según fuese necesario para su supervivencia o de acuerdo a sus deseos. Las proteas, además de encontrarse entre nuestras plantas favoritas, pertenecen a una de las familias más antiguas del mundo con más de 300 millones de años de antigüedad: las proteáceas. Esta familia se extiende a más de 1400 especies y es una de las más variadas en forma, color y tamaño, lo que pone en evidencia su extraordinaria adaptación al entorno. Un poco como Proteo, cuya historia inspiró al botánico y naturalista sueco Carlos Linneo para bautizarlas con ese nombre en 1735. La combinación de ambas palabras que dio como resultado Casa Protea resultó ser la que mejor reflejaba los valores que queríamos transmitir”.
Casa Protea empezó a echar raíces cuando Jesús y Pancho vivían en Santiago de Chile y donde después de tres años viviendo juntos, se dieron cuenta de que más de doscientas plantas les habían estado acompañando en su pequeño hogar santiaguino. Después de años trabajando para otros decidieron detenerse y volver a empezar pero en esa ocasión, haciéndolo juntos. Al principio no tenían muy claro hacia dónde apuntar. Jesús artista. Pancho arquitecto. La respuesta vino casi sola, me cuentan. “Miramos a nuestro alrededor e indiscutiblemente todo nos dirigía hacia un mismo lugar: las plantas. Sin meditarlo demasiado y movidos por esa pasión compartida nació Casa Protea, esta vez con un océano de por medio y en Barcelona”.
Venir de campos a primera vista tan poco cercanos al de la botánica les hizo sentir un poco de vértigo durante los primeros tiempos. Jesús se formó en Bellas Artes y su experiencia laboral estaba vinculada al mundo de las galerías y al mundo audiovisual. Después de años trabajando entre Barcelona y Berlín en 2010 se mudó a Santiago de Chile donde conoció a Pancho que ejercía como arquitecto y había trabajado en varios estudios de paisajismo. “La pasión nos dio el empuje necesario para hacer realidad lo que empezó como una simple ilusión”.
A ambos, además de las plantas, les apasiona viajar. Las plantas y los viajes, en realidad, están íntimamente conectados y mucho en su caso eligiendo siempre lugares que puedan tener espacios relacionados con lo verde en búsqueda de inspiración. “Para nosotros los jardines botánicos son una de las fuentes de inspiración más apasionantes. De alguna manera, adquirir plantas se parece a viajar sin salir de casa y los jardines botánicos son como exóticos templos que reúnen la mayor variedad de especies posible. Dentro de un mismo lugar físico podemos pasar de los áridos paisajes desérticos a las húmedas y templadas selvas tropicales”.
Una de sus webs favoritas es el site australiano The Plant Hunter. Le hecho un vistazo y estoy totalmente de acuerdo con ellos, “su contenido, tanto a nivel de imagen como de escritura, no tienen desperdicio. Todo lo que publican es fascinante”. Otra web que nos recomiendan es Historias de Casa con publicaciones de hogares siempre llenos de plantas.
¿Como sería un día en Casa Protea?
“Un día en nuestras vidas es de lo más variopinto, esa quizá es una de las partes más entretenidas de nuestra rutina. Nos gusta empezar el día con una clase de yoga bien temprano por la mañana para así poder aprovechar el día al máximo. Después nos podemos ir de plant hunting en busca de nuevas rarezas para la tienda. También dedicamos las mañanas antes de abrir para hacer mantenimientos, una de las tareas que más disfrutamos. Después vamos hacia Protea para subir persiana y recibir a todo aquel que quiera visitarnos. Es durante ese tiempo en el estudio que entre regar, limpiar hojas y poner orden acabamos de dar forma a los proyectos de diseño con plantas que en ese momento llevemos entre manos. En la medida de lo posible, los mediodías, tratamos de comer en casa acompañados de nuestro gato Curro”.
¿Otros proyectos o universos de Protea?
Entre sus proyectos está también su libro “Me quiere, no me quiere” de la Editorial Zenith, un libro que gira alrededor del cuidado de las plantas. “No se trata de un manual al uso, es más bien una guía donde tocamos los temas más importantes para mantener contentas a las plantas. Tratamos cuestiones básicas como el agua, la luz, los diferentes tipos de sustrato o las distintas familias de plantas. También incluye una serie de DIY para poner en práctica pequeños ejercicios con las manos”. Un libro basado en hechos reales en el que por supuesto también narran su propia experiencia y la de algunos de sus clientes. “El encargo del libro llegó en el momento perfecto ya que nos ayudó a afianzarnos, profundizar nuestros conocimientos y ordenar las ideas que teníamos en la cabeza. Fue un año de trabajo intenso y de mucha lectura. Afortunadamente tuvimos mucha libertad creativa ya que además del texto, las fotografías y las ilustraciones también son nuestras. Por otro lado, hubo muy buena compenetración con el equipo de diseño – que estuvo a cargo de Sagarzazu – y nos entendieron a la primera”.
Para terminar, algunas preguntas rápidas.
Disfrutan con… la buena mesa y la buena compañía.
Una recomendación para los amantes de las plantas: Empezar con una colección personal, compartir la experiencia y disfrutar del proceso de cuidar a otro ser vivo.
Una última cosa: “una de las cosas más importantes que nos han enseñado las plantas es a cultivar la paciencia. Nos gusta pensar que más que cuidarlas nosotros a ellas, ellas nos cuidan a nosotros. Probablemente sin pedir mucho a cambio ellas nos devuelven mucho más de lo que nosotros les damos”.
Un placer adentrarse en este hermoso mundo y dejarnos impregnar por su magia.
¡Gracias Jesús y Pancho!
Fotografías: 1a y última by Slowkind
Todas las otras fotografías son de Casa Protea
Casa Protea
Ramón y Cajal 124, Barcelona