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Conociendo a Ana de We have been blessed

Con Ana nos conocimos hace años. No recuerdo si fue en un market, a través de un catering… Probé su deliciosa comida y me fascinó. “Comfort food”. Así la definía y así te hacía sentir. Comías cualquiera de sus propuestas y te sentías bien. Recuerdo que fue de las primeras personas en traer este tipo de comida por aquí. Deliciosa, sabrosa, presentación exquisita y además, saludable, ecológica, orgánica, respetuosa con la salud y con el medio ambiente. Comer con ella era sentirse segura, no tener que preocuparse por nada. Además yo por aquel entonces estaba más limitada a nivel de alimentación, no podía tomar gluten y varias cosas más y con ella, todo era fácil.

Con el tiempo abrió su propio restaurante que conoceréis seguro, Bendita Helena, y tiempo más tarde también un córner en el espai Cooció. Ahora ambos lugares ya no siguen en marcha pero Ana continúa con su trayectoria como veréis a continuación.

Sin extenderme más, dejo paso a la entrevista para que podáis conocerla en profundidad.

¡Espero que os inspire tanto como a mí!


¿Quién es Ana?

Me encantaría ser capaz de no identificarme con ninguna etiqueta, profesión o talento, pero por ahora lo más fácil para describirme sería decir que soy cocinera, aunque cada vez me quiero concentrar más en la creación de platos y conceptos gastronómicos. Me considero una Chef en busca de despertar conciencias y sembrar semillas sobre la sostenibilidad y el amor por el acto de comer. Podría decir que Ana es un ser en proceso, en constante crecimiento, siempre buscando ser auténtica, más consciente, sentirme en conexión y vivir a través de mi verdadero ser. En eso ando, descubrir cómo soy sin miedos, sin limitaciones, sin creencias, simplemente siendo.

 

Define tu relación con la comida y/o cómo fue tu llegada al mundo de la alimentación saludable, de la propuesta que tú haces.

Desde muy pequeña mi relación con la comida fue muy delicada. Pasé de comer en exceso por ansiedad y vacío hasta no comer para pertenecer a un estándar. Ha sido un proceso largo, lleno de retos y de conocerme, pero mi relación con la comida ha cambiado drásticamente gracias a una incansable búsqueda del equilibrio.

Esa relación tormentosa con la comida duró casi toda mi adolescencia y me llevó a probar muchos tipos de dietas y trucos milagrosos pero ninguno me llevaba al equilibrio que quería sentir. En 2007 me fui de Venezuela y me mudé a Londres y es allí donde me di cuenta de que nunca en mi vida había consumido suficientes vegetales y frutas y que la mayoría de la comida “saludable” que conocía era atún en lata con lechuga y tomate. Mi compañera de piso en Londres me regaló un libro: “Eres lo que comes” y a partir de allí no hubo vuelta atrás. Empecé a despertar y a poner luz en mi alimentación y hábitos.

Durante muchos años estuve obsesionada con mi alimentación, no me permitía ni siquiera un caramelo que tuviera azúcar, era muy estricta y exigente conmigo misma y a pesar de que me sentía mejor físicamente y me encontraba en excelente condición, seguía existiendo un desequilibrio; mentalmente no me permitía relajarme a la hora de comer, no dejaba espacio para disfrutar y apreciar una buena comida, en pocas palabras, comía saludable pero no me sentía feliz.

Paralelamente a este proceso cambié de carrera dejando el mundo de la publicidad para dedicarme a estudiar pastelería. Había encontrado mi vocación y aprendí a cocinar trabajando. Se trabajaba muy duro y durante muchas horas pero de ese modo, considero, es como mejor se aprende.

Un día me encontraba en el trabajo, una pastelería reconocida de la ciudad, y me di cuenta de que todo lo que le estaba colocando a un pastel eran cosas que yo no me comería nunca: mantequilla, azúcar, más azúcar, manteca… Y ahí surgió la gran pregunta: ¿cómo podía ofrecer eso a los demás si yo no era capaz de comérmelo? Así nació mi primer proyecto personal, Bendita Helena, cuyo concepto principal se basaba en cocinar con amor, poniendo una intención en lo que haces y ofreciéndoselo a los demás como una “bendición”.

 

 

Empecé con la idea de hacer pastelería saludable. Hacía pasteles por encargo desde casa, preparando caterings para amigos y poco a poco me fue gustando cada vez más cocinar de modo que el proyecto pasó de ser solo pastelería a convertirse en Comfort Food; de eso hace casi 7 años, cuando en Barcelona poco se conocía del kale o de las semillas de chía. Mi idea era transmitir qué era una alimentación saludable y al mismo tiempo hacer sentir como en casa, querido, atendido, nutrido, estar lleno de vitalidad y de amor para sentirse lleno de verdad, satisfecho y ligero a la vez.

Considero que estos valores son los han definido mi estilo en el momento de cocinar. Me gusta combinar sabores que sorprendan; visualmente quiero que los platos transmitan abundancia, hogar, cuidado, cariño y sobre todo demostrar que una comida basada en vegetales puede ser divertida, deliciosa y única.

En este momento de mi vida siento que por primera vez tengo una relación sana y estable con mi alimentación. Hace 5 años tomé la decisión de ser vegetariana, era un llamado interno que no podía seguir desatendiendo, no podía seguir pensando en que un ser vivo sufriera o perdiera la vida por mis hábitos de consumo. Desde hace un año he decidido no consumir ningún alimento de origen animal, deje de consumir lácteos y huevos y hasta ahora me siento muy bien, con más claridad mental, más en control de mi misma y definitivamente siento que mi responsabilidad y relación con la alimentación va más allá, mis actos y hábitos tienen un efecto no solo sobre mi cuerpo sino sobre el planeta.

Mi intención es reconectar con la fuente de nuestros alimentos, abrazar, cuidar y nutrir nuestra mente, cuerpo y alma a través de platos deliciosos, sanos y sostenibles.

 

Y en cuanto a tu vida, ¿cómo empezó todo este “viaje”?

Todos estamos en un viaje. Esta vida es la suma de experiencias y percepciones que nos hacen evolucionar. Solo cuando empezamos a recorrer el camino de vuelta a nuestro interior es cuando somos capaces de percibir las bendiciones y milagros que constantemente nos rodean; solo cuando empezamos a bailar con el universo descubrimos su juego de amor y abundancia infinita. Para mí eso es “We have been blessed” un recordatorio constante de nuestra divinidad.

Los últimos 5 años de mi vida han sido un master en conocerme realmente, me he visto en los altos y bajos, he logrado escucharme y prestar atención, ha sido y es un proceso, un constate trabajo personal… pero me siento en un viaje de retorno a mi poder creador femenino, a la creatividad, valentía, un viaje de retorno a mí, ese lugar donde habitan todas las respuestas.

Siento que estoy encaminando mi vida, en la medida de lo que puedo, a una vida más tranquila, más simple, donde cada vez necesite menos y tratando de estar en conexión con la fuente de nuestros alimentos, responsabilizándome sobre cómo mis actos afectan al planeta y a otros seres vivos.

 

 

¿Qué te inspira, qué te ilumina, qué te llena? 

Para cocinar me inspira muchísimo viajar. Me ilumina estar en contacto con la naturaleza, respirar aire limpio y el silencio. Me llena la rutina, pintar, una buena comida, la meditación, la belleza, cuidar de los demás, caminar con mi perro Benito.

Fotografías de Ana

Imágenes de Stories at Home – Cuidarme de Sara Frost

 

¿Un lugar en el mundo?

Cualquier lugar donde abunde la naturaleza. Desde pequeña mi lugar preferido era estar en el jardín y en el río de mi casa. He necesitado muchos años y vivir en grandes ciudades para recordar que dónde realmente me siento tranquila y a gusto es en la naturaleza. Mientras más retirado, mejor.

¿Qué es para ti casa-hogar?

Para mí la sensación de hogar es muy importante. Necesito sentir que tengo un lugar en el mundo al que acudir, un pequeño santuario… y gracias a haberme mudado y vivido en tantas ciudades, he aprendido que lo que más logra hacerme sentir en casa, en mi hogar, no son los objetos materiales o dónde esté ubicado sino la energía e intención que le coloco al lugar en el que estoy. Es por eso que siempre intento crear en casa un ambiente lleno de luz y buena energía, tener flores, plantas, velas, incienso, un pequeño altar, no acumular y sobre todo, orden.

Gracias Ana, sin duda, tu comida reconforta pero tus palabras, también lo hacen.

Un abrazo,

Anna

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