Sobre cambios y prisas.
Una reflexión sobre lo que queremos y como la vida… siempre suele tener otros planes…
Siempre me ha gustado esta frase de John Lenon y nunca me cansaré de repetirla, aquí, en la vida, en sueños… La tengo muy presente: La vida es eso que pasa mientras estás ocupado/a con otros planes. Así es.
Yo creía que en estos momentos de mi vida, estaría viviendo otras cosas. Sí, así es. De hecho pensaba que a los 30 habría llegado a ciertos “lugares” a los que todavía no he llegado y los 30 hace unos años que quedaron atrás. Estoy segura de que has pensado y piensas en esto cientos de veces. Yo he hecho las paces con eso. De hecho, he dejado de pensarlo y no ha sido algo sencillo porque estamos tan marcadas por la sociedad y lo que se espera de nosotras… que a menudo caminamos por sitios que nosotras quizá no elegiríamos nunca. El destino de cada una es algo muy íntimo, muy personal y nadie debería exigir ni pedir, ni marcar nada al respecto. Ni tan siquiera opinar a menos que lo pidamos.
Cada cual debe avanzar a su ritmo y hacia donde desea. Sin exigencias, sin inmediatez.
Solemos querer que todo suceda ya, ahora, rápido y sin demora.
Pero en realidad, la vida a veces pide otros ritmos. Como la fruta, como las plantas, como todo en esta vida y en la naturaleza, todo requiere de sus tiempos y procesos de maduración.
Esos…
Quiero respuestas y las quiero ya
Quiero sentirme bien
No quiero esta incertidumbre
Necesito saber qué pasos tomar
(…)
Fotografías: Beatriz Janer
A veces es necesario rendirse, abandonarse (y no me refiero a abandonar la partida) para que la vida siga sus procesos y permita que llegue lo que deba venir. Por más deprisa que queramos ir, nada sucede hasta que toca. Un herida necesita su tiempo de cicatrización, nadie aparece antes de tiempo, no te iluminas o inspiras sino es el momento, no aprendes sobre algo hasta que no has leído, investigado, profundizado y terminado interiorizando.
La evolución requiere de sus tempos y todo se presenta cuando estás preparada, cuando aquello que se presenta, está listo para ti esperando que lo tomes con los brazos abiertos, con valentía, con ilusión, amor y a por todas. En ese momento es en el que debes lanzarte. Abrazarlo fuerte y brillar. De eso hablaba ya por aquí, de ese Encontrar nuestro camino (y voz).
Las mejores cosas de la vida requieren de tiempo y algo de trabajo e implicación.
Pero además de las prisas o impaciencia, tenemos también la cuestión de los cambios que vivimos.
La vida está llena de cambios. Constantemente nos vemos sorprendidas por novedades, cosas que van, que vienen, desaparecen…
Por más acostumbradas que podamos estar a algunas cosas, de repente, un giro inesperado nos desestabiliza, trastoca y no sabes cómo hacer o gestionar. Te sientes inquieta, perdida, emocionalmente inestable, desequilibrada… Y quieres chillar, correr, huir, incluso encerrarte en ti misma porque no lo quieres, porque sientes que no es para ti…
Pero cada cambio, cada giro, cada cuestión inesperada…
Es un nuevo aprendizaje, es una nueva victoria, en el fondo, por más que duela en un principio, cueste y no quieras para ti eso… te ayuda, te impulsa y te hace mejor, más fuerte, lo habrás experimentado, estoy segura.
Sí, te trastoca pero terminas adaptándote y saliendo no tan solo de un modo muy digno, sino, mucho más que eso.
Los cambios nos curten. Sí, lloras, sientes que te partes, que te rompes en dos, que no vas a soportarlo, que no saldrás de esa. Aix amiga, me he dicho tantas veces “saldrás de esta y de muchas más. Aprende Anna, aprende todo lo que puedas para que la próxima todo sea mejor, más llevadero, menos tumultuoso y mucho, mucho más llevable”.
Así que aprende y sigue caminando que esto no se detiene.
Estos movimientos, estas maneras de forzarnos que tiene a veces la vida… llevándonos a las emociones más incómodas nos hacen mejor, nos enriquecen, sí, nos hacen crecer. Es un tiempo, un momento de inversión en rehacer el camino, la vida, tus patrones… todo lo que sea necesario. Una inversión de futuro para mejorar en todos los aspectos de tu vida: mente, cuerpo, alma, espíritu, energía, trabajo, felicidad, crecimiento… TODO.
La vida cambia deprisa.
La vida cambia en un instante.
Te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba.
Joan Didion en “El año del pensamiento mágico”
Y sí, tal cual como ella dice. La vida cambia… en un instante, en una cena. En su caso, su vida tras la muerte de su marido, el escritor John Gregory, así que… caminemos, caminemos aunque sea hasta desfallecer porque todos esos pasos siempre son mejores que quedarse detenida, sin hacer nada, inmóvil y paralizada en el miedo o en una falsa situación de confort.
Te invito a que profundices en este concepto y en muchos otros similares que trabajo en mi ebook.