Fotografía: Sandra Rojo
Cuando vivimos cambios en nuestra vida, sea del tipo que sean, hay momentos en los que no sabemos hacia dónde dirigirnos, qué referencias tomar, qué hacer, leer, a quien acudir… A veces porque estamos excesivamente estimuladas, todo nos parece buena opción, todo nos interesa, todo nos gusta o parece bien, otras porque simplemente, estamos ciegas, no vemos nada, no tenemos ni idea de hacia dónde ir y estamos más liadas que otra cosa.
A veces por exceso, a veces por defecto, a veces cargadas de miedos e inseguridades, a veces tantas otras cosas… También nos sentimos con prisa, queremos saber ya cómo hacerlo e incluso llegar ya a la meta pero, ¿y qué hay del camino, del proceso, del aprendizaje, de ese caminar tranquila e ir asimilando todo lo que vas encontrándote?
Y entonces en esa búsqueda empiezas a preguntar. Preguntas a personas que para ti son referencia o que sientes que lo han hecho bien, que les ha ido maravillosamente, que han superado situaciones, que han logrado un buen status profesional, que trabajan en lo que desean y como a ti, crees, que te gustaría, saben de qué hablan, se saben manejar… Personas que puede que hayan pasado por lo mismo que tú estás pasando y que ahora, a tus ojos, están muy bien ubicadas, sea ámbito personal o profesional. Y entonces les preguntas, les pides opinión. ¿Qué hago, hacia dónde me dirijo, crees que lo estoy haciendo bien? Porque no quieres equivocarte, quieres tomar el camino correcto, decidir bien, acertar, sentir que avanzas… Y eso, lo hemos hecho todas, todos. Yo también. Cientos de veces, y lo hago aún. Porque necesitamos una referencia, una guía, alguien que nos inspire… Y es bueno, no digo que no… Pero aunque esas personas, libros, recursos… puedan inspirarnos y quizá darnos un empujón, la verdadera dirección, el verdadero rumbo, únicamente lo sabes tú y es tu tarea, es tu trabajo, descubrir cuál es. Desde tu verdad, tu esencia, tu autenticidad, solo tú puedes sentir y tener muy claro qué deseas hacer y cómo.
Pueden recomendarte cientos de cosas pero solo tú sabrás cuáles tomar para ti, aquellas que de verdad encajen contigo, que respondan a quién eres y a lo que necesitas. Porque, ¿quién mejor que tú puede saberlo?
Justo estos días hablaba con una amiga de como a veces hay personas que te recomiendan algo libremente (porque creen que te puede ir bien) y tú lo registras, lo recoges pero no haces nada con ello. Lo archivas, sea mentalmente o en una libreta, en un email, en unas notas… Y eso queda ahí. No se pierde, aunque lo parezca, para nada, eso está ahí. Ahí se queda hasta que un día se despierta, se activa y entonces vuelves a ello, investigas, profundizas y de repente, te descubres haciendo ese curso, acudiendo a ese taller, viendo a esa persona o leyendo sobre cosas que nunca imaginaste. La vida es así. Todo llega en el preciso instante que debe llegar, ni antes ni después. Y la vida te trae lo que necesitas, quizá no es lo que quieres… Sí lo que necesitas. Y me parece mágico, de verdad.
¿Y cómo encontrar tu camino? Confiando en ti. Pueden inspirarte, pueden orientarte, recomendarte pero solo tu encontrarás tu camino. Algo te hará sentir que es por ahí por donde debes ir y es tu decisión seguirlo, ir a por ello, dejarte guiar por tu intuición. Al final todo se presenta, como por arte de magia.
Un abrazo,
Anna
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