Viajar sola o hacer cosas a solas.
Me han preguntado varias personas al respecto de mi viaje a Bali a solas. El porqué de ese “a solas”.
A solas puedes llegar a veces al nivel de profundidad que necesitas para tu momento, proceso vital o situación. Solo a solas. En el silencio puedes encontrarte verdaderamente contigo. Solo a solas te centras 100% en ti, toda tu atención, todo tu foco, cariño, compasión, amabilidad y escucha total y entrega. Solo a solas dejas todo el resto de ruido que existe en los demás y en el mundo para cuidarte y trabajar verdaderamente en ti. Y me refiero un a solas de introspección, no únicamente sin otras personas sino reduciendo considerablemente o del todo, el estar conectado de otros modos como por ejemplo todo el mundo digital. Curas de desintoxicación.
Da miedo por supuesto que da miedo porque el silencio y la soledad asustan. Afloran muchas cosas que solemos querer tapar y esconder, huir de ellas, no queremos sentir, como si no existieran… pero para curar, avanzar, progresar hay que dejarse sentir y a veces eso es solo posible escuchándose, parándose, observando y caminando hacia lo más profundo… solo a solas.
Sé y entiendo que además del miedo a estar sola (que voy a hacer, no sé dónde meterme, me aburriré, me agobiaré, qué miedo me da sentir…), está la cuestión de: cómo lo hago, tenemos familia, hijos, trabajo, obligaciones… a veces estar a solas no implica irse por días lejos como un mes en Bali. Puede ser un fin de semana en un retiro del tipo que sea o una escapada a una ciudad a solas. Puede ser un día contigo, haciendo solo cosas para ti, conectando contigo, cuidándote con lo que te gusta y te conecta y hace ser tú misma. Puede ser ir a un taller por unas horas o un workshop. Salir a caminar por la playa o por la montaña. Ir al cine a solas e incluso comer a solas. “¿Y si me miran y si se dan cuenta de que estoy sola?”. Tenemos tantos frenos… ¿Qué tontería es esa? Pues sí, la misma que muchas pensamos en un momento de nuestra vidas. ¿Qué pasa por vernos y mostrarnos a solas? ¿Somos menos, somos peores, somos algo malo? No, estamos eligiéndonos para cuidarnos. Observar y mimar. Estar con nosotras. ¿Miedo y vergüenza a qué?
Pero también pensamos que estar a solas, elegir espacios y momentos de soledad, separarnos de los demás, aunque sea temporalmente, es egoísta y en absoluto lo es. Si no estamos bien, si sentimos esa gran necesidad con nosotras mismas, debemos escucharlo porque no atenderlo, no hacerle caso, es no hacernos caso, es no respetarnos, es pasar por alto nuestras necesidades y eso, hace que nos perdamos, nos dejemos sin atender, nos olvidemos, nos dejemos para otro momento, y al final, no nos escuchemos NUNCA porque al dejarlo, acabamos dejándolo para siempre. Hay que priorizarse, hay que elegirse. Hay que decidir cuidarse, estar bien y ponerse a ello. Si tú estás bien, si todo está en orden y en equilibrio, indudablemente, todo va mejor a tu alrededor y lo que puedes darle a los demás y al mundo, es inmenso y sin límites. Pero no es una cuestión de estar a solas solo cuando estemos mal. Es tu espacio privado e íntimo de conexión contigo, necesario y valioso en cualquier momento y estado en que te encuentres. No hay que “aislarse” únicamente por estar mal. Es maravilloso acudir a ese lugar cuando estamos maravillosamente bien.
Cuando tomé la decisión, que sí fue por sentirme mal, por supuesto que sentí miedo a estar sola, a alejarme de mis seres queridos, miedo a equivocarme, a sentirme terriblemente necesitada de mis personas y no tenerlas cerca, a sentirme frágil y vulnerable… Pero luego, cuando lo haces, os prometo, de veras, que es maravilloso “este viaje a solas” y que una vez has empezado a priorizar esos momentos contigo misma… no hay marcha atrás. Quizá no quieras irte tan lejos y tantos días pero sí que incorporas en tu rutina, esos instantes sagrados de conexión y cuidado contigo y para ti que te permiten observarte con más claridad, conocerte y comprenderte. Aceptarte, perdonarte y alcanzar un mayor nivel de paz mental y relajación. Estar tranquila, calmada. Tener la sensación de que TODO ESTÁ BIEN. Es una manera perfecta de conocernos mejor a nosotras mismas, tanto en lo que nos gusta y queremos tener en nuestra vida como lo que nos duele, molesta y preferimos evitar.
¿Qué opináis de esto? ¿Cómo lo vivís y sentís? ¿Tratáis de tener momentos a solas? ¿Los potenciais? ¿De qué modo? Y si no lo hacéis, ¿qué os frena, qué pensamientos limitantes están impidiendo que vayáis más allá?
Si queréis leer más sobre el estar a solas o hacer cosas a solas, hace un tiempo también escribí más sobre ello aquí.
Un abrazo,
Anna
Fotografías: Beatriz Janer