Crec Coworking
Un coworking, un espacio en el que trabajar pero sobre todo encontrar un buen balance “work-life”. Un espacio en el que además se colabora y se crean sinergias, nacen empresas… En las últimas semanas he estado conversando con varios de los coworkings que existen a día de hoy en Barcelona y voy a compartir a continuación lo que me han contado puesto que es muy interesante adentrarse en sus mundos y conocer directamente cómo se fundaron, de dónde surgen, qué buscan, persiguen y sobre todo, qué ofrecen.
En Barcelona tenemos coworkings que llevan en la ciudad desde hace años. Llegaron de otras ciudades donde su proyecto ya funcionaba, como por ejemplo Betahaus, que nació en Berlín hace unos 10 años y que vino también a instalarse a Barcelona ahora hace 5 años. Otros nacen en la ciudad y se reproducen dentro de ella como Crec Coworking que nació en Poble Sec en enero de 2013 y en 2016 abrió su segundo espacio en el barrio del Eixample, sumando entre ambos espacios, unos 200 coworkers. Se trata de lugares que rompen con la tendencia del espacio de oficina tradicional, lugares que se encuentran a mitad de camino entre una oficina, una cafetería y la biblioteca de la universidad.
Betahaus nace bajo el principio de “perpetual beta” que significa que asumen el cambio constante, la prueba y el error, como parte de su filosofía, que se transfiere al espacio y a la comunidad. En espacios como el suyo, se fomenta la conexión entre las personas, por ello se pone especial foco en las áreas sociales (en Betahaus por ejemplo el 25% del espacio está dedicado a esto, como por ejemplo la cafetería, zonas de relax, terrazas…). “Quizá es menos rentable desde el punto de vista del negocio pero asegura cumplir con la misión que nos propusimos desde los inicios”, nos cuenta Edu Forte, CEO y fundador de Betahaus en Barcelona.
Betahaus
Hay coworkings más pequeños e íntimos, más familiares y otros mucho más grandes, con hasta 250 personas conviviendo en ellos, con perfiles de todo tipo pero siempre de mentalidad abierta, donde lo importante son las conexiones. Las sinergias son de todo tipo: nacen empresas, sinergias sociales, parejas, nuevas amistades…Pero además de conexiones y sinergias, es muy importante sentirse bien en el espacio. El mobiliario, wifi de calidad, zonas de trabajo informal, salas de reunión y formación, impresoras… todo ello suma y es necesario para “sentirse en casa” aunque la misión sea trabajar y crear, cada uno dentro de sus disciplinas. En Crec, la filosofía parte del “Community Builders” que implica intentar hacer día a día un trabajo dentro de un ambiente agradable y colaborativo, conectando profesionales, fomentando la sensación de comunidad y ofreciendo todos los recursos posibles para que se puedan hacer crecer los proyectos, algo que me cuenta Carles López Parals, director del Crec Coworking.
En esta misma línea se sostiene Marta Soler, fundadora y owner de El Garden: “Garden es creación, es conexión y es interacción. El Garden es el ecosistema ideal para cultivar ideas, compartirlas con otros profesionales y hacerlas crecer”. Su proyecto, ubicado en el corazón del barrio de Gracia, lleva 5 años en la ciudad (y en el barrio). Un proyecto instalado en una nave industrial reformada donde se han fusionado los mejores elementos de una oficina, un café, una sala de eventos y el confort de una casa en un espacio social diseñado de manera sostenible, para trabajar, reunirse con colaboradores y clientes y realizar actividades profesionales en un ambiente muy familiar de creatividad y colaboración.
“Queremos que las personas que están aquí se sientan cómodas, tengan una buena experiencia y puedan desarrollarse en diferentes ámbitos. Además de eso, siempre estamos actualizándonos en las nuevas tecnologías y apuesta por un impacto social. Un ejemplo es colaborar con proyectos y escuelas que apuestan por la formación y la inserción de la mujer en el mundo de la tecnología y la programación”, me cuentan los integrantes y fundadores de MOB.
En los coworkings la gente comparte conocimientos y crea en comunidad. Hoy en día, como dice la fundadora de MOB Cecilia Tham, los coworkings han evolucionado y se ha convertido en un vividero de talentos.
Garden Coworking
Probablemente la crisis ayudara a la proliferación de estos espacios. Toda crisis empuja a los cambios, a replantear las situaciones y sus elementos, darle una vuelta a cuestiones que antes dábamos por sentado… Mucha gente ha descubierto que ser freelance es una alternativa viable para su vida laboral (hablábamos justamente de esto hace unas semanas), otra mucha se ha lanzado porque no tenía alternativa al no encontrar un trabajo tradicional. Hoy en día las empresas buscan cada vez más el outsourcing como forma de contratación para no sumar gastos fijos, por lo cual el mercado freelance crece inevitablemente. Estos espacios facilitan además la colaboración entre profesionales a partir del intercambio de conocimientos y la consolidación de una red de contactos de confianza sobre todo ante la necesidad de reinventarse.
Estos espacios al final, son una segunda casa y sus componentes, crean pequeñas grandes familias. Estos espacios van más allá en el concepto de “segunda casa”. No se alquila una mesa como quien alquila una habitación únicamente. “Nosotros compartimos el piso entero y esa es la diferencia. Esta es la casa de los gardeners y pueden entrar y salir cuando quieran, las 24 horas durante los 7 días de la semana” continua Marta.
Mundos en los que se reúnen diseñadores gráficos y programadores (son los grandes habituales), aunque no los únicos, hay diseñadores de interiores, web, paisajistas, arquitectos, profesionales del márqueting y de la comunicación. Todos comparten la idea de tratar de integrar perfiles complementarios para que puedan surgir colaboraciones y puedan ayudarse unos a otros.
Todos ellos están de acuerdo en que el futuro debe ser más freelance. Se valora la libertad y la motivación de trabajar en proyectos propios, pudiendo escoger cómo, cuándo y desde dónde hacerlo pero en nuestro país es a menudo complicado y la lucha que a veces implica, ahoga por el camino a muchos, con impuestos, pagos atrasados de clientes, sobrepasados por la gran carga que es llevar el propio negocio… Algo que podría solucionarse y mejorarse con la ayuda de las instituciones, facilitando al emprendedor, el poder trabajar y vivir por cuenta propia.
Pero aún y eso, entrar en esta maravillosa rueda te permite estar conectado, motivado y con ganas y energía para empezar nuevos retos. Y eso es lo que sucede en un espacio de coworking. Cualquier interacción puede ser una oportunidad de colaborar profesionalmente o, al menos, una oportunidad de aprendizaje. Estar en constante contacto con profesionales de tu sector te permite tener inputs y estar al día de propuestas que desde la soledad de un estudio en casa no existirían. En eso, también están y estamos de acuerdo. Yo, tras mi cambio, firmo a seguir en un espacio de coworking o de trabajo.
MOB Coworking