Primer post del año que estreno compartiendo sobre mi último viaje. No dejo que pase más tiempo y ¡así lo tengo todo mucho más fresco! El título parece algo irónico pero sí, es así. De la lista que teníamos (bueno, tenía una servidora, “la loca de la organización”) a lo que pudimos ver, hay una diferencia abismal porque las ciudades estaban en estas fechas de Navidades, casi vacías y muchos de los lugares cerrados. Siendo así, llegábamos al sitio en cuestión (si antes no revisábamos sus webs/redes sociales) y nos encontrábamos con las puertas cerradas pero a pesar de ello, confiando en que debían ser muy bonitos, ricos, interesantes y estimulantes, comparto aquí esa lista que no pudimos cumplir de todos esos sitios a los que no fuimos (y a los que sí, que también los hubieron) en Bélgica porque confío plenamente en las personas que me los recomendaron y aunque en nuestro caso no pudimos disfrutar de todos ellos, doy fe de que serán lugares maravillosos. ¡Gracias María por la parte que te toca!
Y si algo aprende una con estas cosas es que… hay fechas y destinos a los que, es quizá mejor ir en otras épocas. ¡Tenedlo en cuenta! Otra cosa a tener en cuenta: la ciudad es cara. Tomarse un café en muchos casos es como tomárselo en París, comer-cenar fuera, no es económico y eso que Barcelona (a la que estamos ya acostumbrados) no es tampoco barata pero… Bélgica, tiene precios más altos en general en cualquier servicio-producto.
- Café de la Presse. Muy bonito en cuestión de decoración y comida-cafés-matchas ricos, con opciones de leches vegetales y distintas opciones ricas para desayunar. Está algo alejado de la zona centro pero según donde os alojéis, os puede quedar cerca.

- Japonés Kamo. Se trata de un lugar con estrella Michelin al que no pudimos ir pero parece ser que es más económico de lo habitual en cuanto a restaurantes de Estrella se refiere y muy recomendable.
- Café Gaudron.
- Les fils à maman. Muy rico y bien de precio. Además muy buen ambiente. Apuesta segura.
- Brunch en Le Dillens.
- God Save the Cream. En una zona muy comercial, sorprende este lugar, con comida ecológica, local, responsable y Km0. Tienen fórmulas para elaborar comidas tipo bowl. Muy rico.
- Moon Food. Fast food saludable, biológico, vegano, sin gluten ni lácteos.
- Librería Filigranas (cadena de librerías muy bonita)
- Librería Candide (con café al lado con una comida que nos pareció deliciosa a la vista aunque no nos coincidió en horas y no nos quedamos). Los libros infantiles aquí son preciosos (pequeño apunte).
- Café-Tienda de decoración Lulú Home Interior. Decoración y diseño exquisito. Tienen matcha (muy bueno).
-
Le typographe. Cuadernos, libretas, bolígrafos, papeles, sobres. Una maravilla para los amantes de la papelería y lo analógico. La tienda es además preciosa.
- Mercado de la Place du Chatelein. Todos los miércoles para comprar comida a partir de las 13h.
- En la plaza anterior: tienda Moineau, de plantas y detalles (al estilo Le Typographe).
- Dille & Kamille. Firma holandesa con productos de decoración de todo tipo: manteles de lino, plantas, cerámicas…
- De Biomarkt para comprar comida bio y local.
Otros
- Parque Tenboshpark
- Ruta de la Place Bruggman, zona bastante afrancesada con calles bonitas por las que pasear y admirar los edificios: calle Louis Lepoutrelaan, Georges Brugmannplein (en ella está la estatua de Cortázar, nacido en Bruselas), Rue Darwin, Rue Franz Merjay.
- Museo d’Ixelles. Revisar las exposiciones del momento. En nuestro caso justo esos días estaba
- Place du Petit Sablon (parque muy mono).
Fotografías: Anna Alfaro
Sobre el alojamiento en el que estuvimos, os hablaré más en detalle en otro post. La próxima semana os hablo de Amberes. ¡Espero que os sirvan estas recomendaciones! Al menos ya tenéis por donde empezar…