Fotografía: Beatriz Janer
Llevaba tiempo queriendo hablar del libro “Cuando nadie mira” de Alejandra Remón. Lo compré con ganas, con ese deseo sincero de dedicarte a su lectura en cuerpo y alma. Inquieta por saber, por adentrarme en él, deseosa de disfrutar página tras página. Una joya de libro, sin duda. Por fuera, precioso, con esas maravillosas ilustraciones de Laura Agustí que también se funden en el interior. Por dentro, las palabras de Alejandra y sus fotografías, te enganchan y te atrapan. Y además, según como seas, como sientas y lo que hayas vivido, todo lo que ahí se reúne, te toca sobremanera pues te sientes comprendida, reflejada y (muy) acompañada.
En “Cuando nadie mira”, Alejandra comparte a través de relatos breves, sensaciones, momentos y experiencias, sin vergüenza, abriéndose en canal y siento natural y auténtica. Una maravilla. Una joya de libro donde los haya.
Os dejo con algunas (pocas) de sus maravillosas reflexiones, ya sabéis que me encanta tomar nota de frases de libros, películas… Pero no os las comparto todas que sino, ¡os copio el libro entero! Las cursivas son frases del libro. El texto que le sigue, normal, es mi reflexión, supongo que se entiende pero prefiero aclararlo…
Te prometes que jamás vas a volver a dejar ninguna emoción dentro de ti, porque los sentimientos que permanecen encerrados mucho tiempo, ahogan, no dejan respirar.
Y yo añado: porque la vida está para eso; para vivirla intensa y real, con todos los sentidos, con todas las emociones, dejándonos la piel. Siendo reales, abrazando lo que se presente y queriéndolo TODO.
¿Quién no ha sentido alguna vez como se rompe por dentro? Como le estalla el corazón al ver una foto o escuchar una canción?
Desde fuera lo contemplan como algo intenso y abrasivo pero yo no lo veo así, yo vivo así y no se… no sé cómo démonos sienten las cosas los demás.
Y sí, nos rompemos cientos de veces. Nos emocionamos otros cientos más, estallamos, lloramos, gritamos, nos derretimos… Eso es sentir, eso es vivir. Vivir al 100.
…has llegado para quedarte, que sí, que esta vez no te vas a ningún lado, porque te apetece, te da la gana (…) tú eres una puta valiente
Y es que una se cansa de repetir y repetir historias. De terminar y de volver a comenzar. Porque queremos que alguien se quede… Y sí, todo llega.
No sé si me gustas o si me gusta la idea de que me gustes.
Muy fan. Muchas veces uno se confunde (puede hacerlo) o intenta confundirse. “Forzarse a…” pero algunos, una especie aparte, por más que queramos a veces “esforzarnos” en según que… no podemos y sobre todo nos damos cuenta de ello cuando realmente sentimos las cosas, orgánicamente. Dejando que sucedan, naturales, sin forzar. Porque irrumpen como huracanes. Y no es la idea de… es la realidad. La autenticidad.
“Tenemos que hablar” la preciosa frase. (…) es una frase de mierda y es casi mejor “mira, esto va de culo, cuesta abajo y sin frenos…”
Me río. Es así, tal cual. ¡Qué os voy a decir…!
Ya volverán.
Cuando sean capaces de observar lo verdaderamente bello.
Siempre tarde.
Entonces, por más que nos duela, es que no eran. Quien te debe ver, te ve, de entrada, mirando y sintiendo lo que realmente debe ser. Soy una (…) romántica. Así me ha ido pero así me va también.
El que no esté dispuesto a cambiar su órbita por estrecharte la mano mientras caminas… ¿de qué te sirve? De verdad estás dispuesto a adorar a alguien que no confía en que seas la historia de amor más grande jamás contada?
Ostras, no quiero decir palabrotas (que las digo, por muy fina que digan mis amigas/os que soy, también las digo) pero es que esto se la merece. “La historia de amor más grande jamás contada”. Joder, no tiene más.
Estremecerse a base de canciones.
Sí, llorarlas, sentirlas, vibrar y estremecerse.
Cuando hablo de romperlos no me refiero a herirlos ni a tratarlos mal, ni a actuar como una sucia, simplemente a romperlos.
Aprende a susurrar y a reírte a carcajada limpia sin pensar en que dirán, que pensarán. Que hagan lo que quieran.
Que se enteren de lo que es una mujer de verdad, una persona que piensa, que actúa y que se rige por sus propias emociones y no tiene miedo a expresarlas.
Dejarse de mierdas, de todas esas cosas que no.
Así que vete a la cama, piénsalo y mañana, cuando te levantes, ve a por todas y quien no esté preparado que se quede en el camino si lo desea.
Tenemos que crear una generación de valientes, que lo somos, pero hay que demostrarlo.
Rómpelos.
Amén.
Este libro es terapéutico porque hace que te des cuenta de lo cerca que estás de otras personas que han sentido lo mismo, los mismos males, amores-desamores y experiencias. Y es terapéutico porque pone palabras a cosas que hemos vivido la mayoría, que hemos sentido, que muchos no saben expresar. Y le quita sarro al asunto. Y se ríe de ella y de todo y te ríes, sí, a carcajada limpia. Olé por ti Ales, olé.