Sobre vencer los miedos

He estado dudando sobre si escribir este post o no ya que… por un lado me sentía súper capaz de ello, dado que creía haber vencido algunas cosas (¡de hecho así es!) pero al mismo tiempo pensaba: “jo, pero me quedan tantos miedos y obstáculos por vencer… no puedo hablar del miedo y de cómo vencerlos si aún tengo tantos dentro de mí…” Pero luego reflexioné sobre ello y me di cuenta de lo que me estaba diciendo a mi misma. A ver, Anna, ¿qué pretendes, estar totalmente segura de todo, atreverte con cualquier cosa, no temerle a nada? Sí, respondería… Pero es irreal, eso no es así. Estamos cagados en tantos momentos de nuestra vida… Y cosas que creíamos superadas, afloran de nuevo, reaparecen y nos hacen sacar fuera cosas que creíamos del pasado, superadas, olvidadas… Pero ahí están. Y sí, vencemos muchas cosas, muchos temores, muchos miedos… ¡Pero llegan otros! Y supongo que no es malo, que todo fortalece (¡aunque a veces estemos hasta las narices!), de todo se aprende en definitiva. Pero sí, terminé lanzándome a algo y venciendo esos miedos… Esto es algo de lo que ya os hablé en “Esos miedos que vencemos” pero me ha apetecido compartir esta reciente experiencia.

Os he hablado mucho sobre mi relación y vínculo con el yoga y la importancia que tiene en mi vida. Quizá algunos sepáis que me formé (justo el año pasado) en Vinyasa y yin en Zentro Urban Yoga. Nunca lo hice con intención de dedicarme a ser profesora sino más por una cuestión de seguir profundizando y ahondando en mi misma mediante la práctica. A pesar de ello, hacer una formación supone también ponerlo en práctica dando algunas clases, algo que hice para terminar el curso y algo que también hice recientemente gracias a la oportunidad que nos dió Juliette de crear el grupo de Yoga a voluntad en su Yoga con Gracia los viernes en Espacio Norte (ya no estoy involucrada, fueron los tres primeros meses de este año).

Tras esos meses y a pesar de encantarme el yoga y ser vital en mi vida, no sentí que debiera seguir ese camino como profesora pero justo hace dos semanas, Lola me llamó un lunes y me explicó que para su retiro creativo le había fallado la profesora y sí quería ser yo la que diera las clases durante esos tres días del puente de mayo. “Yo no soy profesora”, le dije. “Aunque tenga el título… no lo soy”. “No quiero a alguien que sea una master en yoga, quiero a alguien que lo sienta, que lo comparta, que nos introduzca a muchas que nunca hicimos…” me decía ella.

Tras consultarlo con la almohada dije que sí. Me lancé y ofrecí esas tres clases. La verdad es que a pesar de los nervios en cada una de esas sesiones (no os voy a engañar, ¡estuve nerviosa en cada una de ellas!) me sentí muy feliz compartiendo lo que sé.  Como le había dicho a Lola, sé lo que sé tras mis años de práctica, tras la formación, mi práctica personal… soy muy perfeccionista y valoro mucho recibir clases inspiradoras, que motiven, que abran la mente, que nos remuevan física y emocionalmente… por eso sentía presión al hacer las clases. Porque para mí el asana son muchas cosas y siendo así, igual que quiero recibirlo cuando asisto a una clase, quería que las personas del retiro, también lo sintieran. Fue mágico, sinceramente. Me sentí plenamente feliz compartiendo y muy reconfortada con la mirada y las palabras del grupo además de las sensaciones que allí se removieron.

Todas las fotos son de Flor Vent

Me lancé sí, me lancé a vencer el miedo, a estar delante de un grupo, a compartir, a enseñar lo que humildemente sé y vencí. Estoy contenta porque es un pequeño logro y eso nos demuestra que somos capaces de mucho más de lo que creemos. Tenemos cientos de miedos, muchos nos paralizan de por vida y como comentaba al principio, surgen de repente cuando personas o hechos llegan a nuestras vidas. Muchos no sabemos cómo abordarlos (¡yo la primera! Y ahí estamos, buscando el modo…) otros llegan, nos hurgan un poco en ellos y los abatimos. Supongo que hay que quedarse con las victorias que vamos consiguiendo. Pequeños pasos que nos ayudan a ver que sí somos capaces de vencer, por mucho que creamos que no y nos paralicen según qué cosas. Por qué la verdad es que TODOS somos capaces de vencer nuestros miedos. ¡A por ello!