Estoy bastante metida en el mundo del yoga aunque para nada soy una experta (por más que haya realizado una formación); de hecho creo que la práctica y el conocimiento del yoga (como muchas cosas en esta vida) nunca se acaba, siempre tienes tanto por aprender… Y eso es lo bueno y bonito de las cosas… Cuando comencé, muy rápido me sentí identificada con el estilo de yoga Vinyasa, que de hecho es el que sigo practicando desde entonces pero… desde hace algunos meses estoy totalmente atrapada y entusiasmada con Jivamukti y a menudo, cuando lo comento a mi alrededor, muchos me preguntan por este estilo, sus beneficios, qué hay de distinto en él respecto a otros estilos… Y no puedo más que limitarme a hablar de mi experiencia como principiante en la materia y precisamente por no saber tanto como quisiera del tema y poder transmitir cómo debería mi entusiasmo y lo bonito de esta práctica, he querido reunir a lo largo de tres posts (¡por hacerlo más ágil en la lectura ya que cada una tiene mucho que contarnos!) a tres grandes maestras para que hablen de ello y os entusiasmen tanto como hacen en sus clases con sus alumnos.
Empezamos por Olga Oskorbina de Jivamukti Yoga Barcelona
Olga nació y se crió en Vladivostok, Rusia, en una familia no religiosa ni seguidora de corrientes espirituales, aunque con valores muy fuertes sobre la honestidad y el trabajo duro para labrarse un buen porvenir.
En su adolescencia, Olga empezó a leer a Paulo Coelho, Louise Hay, Gurdjiev y Uspensky, Tolstoy, Osho… buscando conocimiento sobre el funcionamiento de la mente humana y el significado de la vida. También formaba parte de un grupo de danza, desde los 10 hasta los 20 años; algo que le aportó disciplina y dominio sobre los movimientos del cuerpo.
Dejó Rusia a los 20 años trasladándose a EEUU donde acabó trabajando en Finanzas tras terminar un MBA. A sus 27 años tomó su primera clase de yoga en un gimnasio local, en Kansas, y rápidamente quedó cautivada con la práctica de Vinyasa, algo que le hizo reconectar con su experiencia previa de baile.
- De formación (previa a yoga) eres…
En Rusia obtuve mi formación en Lingüística Inglesa y en Kansas realicé un MBA enfocado a las finanzas. Trabajé de analista en el sistema financiero para una multinacional privada de Kansas.
- Y el cambio, ¿por qué vino?
Trabajaba a tiempo completo en finanzas y acudía a clases de yoga en el gimnasio tres veces por semana. En una ocasión me pregunté si en 5 años querría ocupar el puesto de mi jefe de aquel entonces, sentada frente a dos ordenadores, trabajando 60 horas por semana y estresada. La respuesta fue “no”. Quería explorar más la vida, tener una perspectiva más amplia porque sentía que había mucho por descubrir y conocer. Me saqué un título de 60 horas de yoga en el mismo gimnasio y empecé a dar clases de Vinyasa. 60 horas no eran suficientes para ser realmente completo pero me permitió profundizar algo más. En 2009 dejé las finanzas y me trasladé a Francia como niñera durante seis meses para mejorar mi francés y decidir qué hacer con mi vida. Dar clases de yoga era una y de camino a Francia, hice escala en Nueva York y entré en contacto inmediatamente con Dechen Thurman para hacer una clase de Jivamukti. Él fue años después mi mentor en la formación de 500 h de Jivamukti en NYC.
En Francia empecé a leer más sobre la filosofía del Yoga y descubrí que lo que había estado buscando en los libros espirituales se encontraba allí y mucho más. Al terminar mi estancia en Francia acudí al Yoga Conference de San Francisco para ver los distintos estilos de yoga y profesores. Coincidí con Sharon Gannon y David Life, los fundadores de Jivamukti Yoga y tuve la suerte de poder asistir a sus clases. El estilo resonó muy fuerte en mí y terminé realizando la formación de 300 horas de Jivamukti Yoga Teacher Training en Nueva York en el año 2010.
Poco después me trasladé a Barcelona y estando embarazada de mi hija realicé una formación de Yoga Prenatal y mi tercer curso de meditación Vipassana de diez días. Fue la meditación Vipassana y la práctica del yoga lo que me preparó para dar a luz de forma natural.
Tras dar a luz, empecé a dar clases básicas de Jivamukti a amigos en el parque de la Ciutadella. Recuerdo que en mi primera clase estaba nerviosa a la hora de cantar mantras pero al mismo tiempo estaba convencida de querer hacerlo, creía en ello… así que empecé con el canto “Lokah Samastah Sukhino Bhavantu. Que todos los seres sean felices y libres, y que mis pensamientos, palabras y acciones contribuyan de algún modo a esta felicidad y libertad de todos los seres”. ¿Quién podría contradecir este mantra? Este es el mantra más cantado en Jivamukti Yoga y supongo que se entiende el motivo…
A finales de 2011 fui a Nueva York para recibir la formación adicional de 500 horas de Jivamukti Yoga con Dechen Thurman. Adquirí mucho conocimiento sobre el método y mucha más seguridad como profesora e inspiración para continuar enseñando. Tras eso, conseguí mi certificado avanzado de profesora de Jivamukti y al regresar a Barcelona me di cuenta de que no había Yoga Jivamukti en España. Sentía que a través de éste estilo se podía mejorar el mundo siendo más conscientes de las elecciones del día a día y cómo nos afectan tanto a nosotros como a nuestro entorno. Por eso alquilé un pequeño espacio para empezar a dar clases. En poco tiempo empecé a introducir unas clases más dinámicas (Jivamukti Open Class) con canto, estudio de las escrituras, meditación… que es la clase más popular del método. Fui añadiendo más y más. Las clases y el grupo no dejaban de aumentar. En algunas clases ya no había espacio para más gente, el lugar se nos había quedado pequeño y en 2015, junto con mi amigo del alma y marido Javier Feliubadaló, también profesor de Jivamukti, decidimos dar un gran paso y abrir el primer centro oficial de Jivamukti Yoga en España. Estoy muy muy agradecida a todas las personas que han acudido a practicar y compartir con nosotros, que han depositado su confianza con tanta entrega y constancia en estos últimos cuatro años de enseñanza. Sin ellos y todos los practicantes esto no habría sido posible. Tampoco sin mis queridos amigas y co-profesores Karina Gusalova, Maria Macaya, Zuzana Duriskova, Luisa Fleta y Sophie Inés.
Fotografias de Richard Pilnick
- ¿Qué es para ti Jivamukti?
Tanto en mi esterilla como en la vida cotidiana, es una práctica que me ofrece el pack completo, es sin duda un método integral para el bienestar. En la misma clase puedo disfrutar con diversos aspectos del yoga: cantar un mantra o un verso antiguo yóguico, estudiar filosofía, secuencias de asanas que me ayudan a cultivarme física y mentalmente a través de la atención en la respiración y fluyendo en la práctica con música inspiradora y con la posterior relajación en un largo shavasana y meditación final. Los temas del mes, escritos por los fundadores del método cada mes, que se comparten y trabajan internacionalmente, me hacen cuestionar mis hábitos, mis aprendizajes, prejuicios y condicionamientos.
Cuando estoy en el rol de profesora, es un método que constantemente me supone un reto intelectual para seguir aprendiendo y así poder compartir del mejor modo posible la enseñanza que me han transmitido mis maestros. Procuro reciclarme y no dejar de aprender.
- ¿Diferencias respecto a otros yogas, quizá Vinyasa o Hatha?
Aunque he probado y practicado clases de otros estilos como Ashtanga, Iyengar, Bikram, etc., no tengo un conocimiento en profundidad ni práctica suficiente como para compararlos realmente. Jivamukti es un método de hatha-vinyasa que cuando llegó a mi vida, me cautivó de tal modo que nunca he tenido la apetencia de cambiar. Contiene una estructura que facilita a los profesores que lo practican, seguirla sin límites. Es una guía hacia la creatividad y busca el efecto más positivo de la práctica, tanto en su mentalidad como estilo de vida, lo cual está muy relacionado si se es coherente.
Quizá las diferencias o características más evidentes se centren en estos cinco principios del método Jivamukti:
- Ahimsa o la no violencia. También se promueve un estilo de alimentación vegano.
- Shastra, el estudio de las escrituras del yoga como el Bhagavad Gita, Yoga Sutras de Patanjali, filosofía Samkhya, Upanishads (Vedanta), Hatha Yoga Pradipika, etc.
- Nadam o yoga del sonido para el desarrollo de la escucha profunda a través del canto, música en clases, atención a la respiración o el silencio.
- Dhyana, concentración y meditación.
- Bhakti o devoción. Reconocer que más allá de nuestro insignificante ego, hay una conciencia que podemos llamar Dios.
También es un método muy conocido por el “hands-on-assists”. El profesor no practica en clase con los alumnos, ocasionalmente puede hacer demostraciones puntuales y utiliza instrucciones verbales y cuenta las respiraciones para guiar las secuencias vinyasa al mismo tiempo que realiza ajustes usando su propio cuerpo para ayudar al practicante a profundizar en la práctica correcta con confianza y así progresar más rápidamente.
- A nivel de sensaciones-emociones… ¿Dirías que consigue…?
Llevamos nuestros traumas emocionales del pasado en nuestros cuerpos en forma de bloqueos y tensiones. El asana del yoga es la parte que nos permite trabajar en el cuerpo y liberar esas tensiones. Los beneficios de la fuerza, flexibilidad y equilibrio son un reflejo bidireccional, recíproco, de fortalecer, flexibilizar y equilibrar la mente. La práctica de asana en Jivamukti es rigurosa, dinámica y retadora. A esto en sánscrito se le llama “tapas” que significa literalmente, quemar y es una disciplina enriquecedora. Las diferentes posturas suponen un reto y nos ayudan a desarrollar tolerancia, ecuanimidad y paciencia.
- ¿Qué comentan los alumnos…?
Con gran frecuencia afirman que la práctica ha cambiado sus vidas a mejor. Un gran número se convierten progresivamente en veganos y sienten los beneficios de esta dieta y modo de vida compasiva y ecológica, tanto en su salud física como en su equilibrio y paz mental. Padecen menos estrés y lo controlan mucho mejor, se perciben menos reactivos, actuando según valores basados en principios universales y más conscientes y positivos cuando sufren presión y antes perdían el centro. Cuando tú cambias, el mundo que te rodea cambia porque tu forma de ver las cosas es distinta. Muchos acuden a retiros de meditación Vipasana y se implican más en la meditación que es la práctica más importante del yoga. Hay quien estudia las escrituras yóguicas en profundidad, incluso sánscrito. Algunos alumnos afirman que tras ser capaces de realizar ciertos asanas, muchos de sus miedos se van. En general comentan que han ganado paz, conciencia, perspectiva, empatía, confianza y armonía en ellos mismos y en sus relaciones. Viven más el ahora con amor y actitud de servicio y sin duda se sienten más saludables y capaces. Se conocen mucho mejor y saben en qué consiste la verdadera felicidad y cómo vivirla.
Creo que esta ha sido una muy buena introducción al mundo del Jivamukti. Estoy profundamente agradecida a Olga y Javier por su ayuda para este post precioso que espero os haya gustado y abierto un poco la curiosidad si no lo conocíais.
El miércoles regreso con Juliette Allard-Campbell de Yoga Con Gracia. ¡Estoy impaciente por seguir con esto!