Cuantas veces oímos “no sabe estar solo/a” y cuántas otras “va a la suya, no cuenta para nada con nosotros, con el resto, conmigo”. Cada persona es un mundo y todos tenemos necesidades distintas, en todos los aspectos de nuestra vida.
Hay quien es más dependiente, hay quien no lo es en absoluto. Como todo, lo ideal es encontrar el equilibrio, no aislarnos completamente pero tampoco depender de otras personas para sentirnos llenos, plenos y/o ser felices.
Todos tenemos nuestra propia manera de ser aunque también podemos aprender a lo largo de los años de cosas que pueden ayudarnos a ser un poco más felices. Podemos vencer la balanza un poquito hacia el lado contrario al que solemos estar habituados para ser un poco menos dependientes (o independientes, según necesitemos). Creo que es muy bonito dedicarse tiempo a uno mismo, hacer cosas a solas y centrarnos 100% en esos instantes, en esa experiencia que vives sólo para ti…
Hace tiempo leí este artículo tan interesante, lleno de muchas verdades y de recomendaciones muy bonitas, útiles y sanas. Me detuve en varias pero justo en este post quiero centrarme en la 11, que habla sobre “hacer cosas a solas”. Creo que es muy importante y tanto, como para darle más fuerza a esa intención y no limitarlo a una vez al año (tanto lo que dice como recomendación de esta intención, comer a solas, como otro tipo de cosas que pueden ser muy reconfortantes cuando se hacen a solas).
11. Take yourself out to dinner. Eating alone is, by contrast, often very calming (if you can get past the cultural notion that you should always eat with somebody, and I’m not saying you shouldn’t!) But eat dinner by yourself, at a restaurant, at least once. You’ll see what I mean.
Creo que con los años me he ido volviendo cada vez más independiente y he ido valorando cada vez más el tiempo (tan escaso) del que dispongo para hacer cosas, tanto conmigo misma como con los demás. El arte de organizar el tiempo… De distribuirlo y tratar de dedicar un poquito a cada cosa que lo merece (sin volvernos locos tratando de abarcar demasiado, aquí, peco de las primeras). Y busco tiempo, mucho, para mi misma. A veces quizá en exceso, parece que me aíslo en mi burbuja, muy bueno, pero como todo, lo que decíamos, el tema está en el equilibrio.
Y busco hacer lo que me gusta, aquello que me hace feliz, me llena y me completa. Suelen ser cosas simples, como salir a pasear por mis barrios preferidos de la ciudad, detenerme en tiendas pequeñas, de barrio, comprar plantas, flores, verduras y fruta, tomar un café mientras realizo mi recorrido… Por supuesto es algo que puedes hacer acompañado pero ese silencio, aunque vayas caminando con los auriculares y tus sesiones de Spotify en marcha, sorbiendo un café… tus ritmos son sólo tuyos y son reconstituyentes. Te escuchas, te sientes, te mimas, deteniéndote cuando lo necesitas, tu simplemente.
Sentarte a leer un libro en una cafetería mientras meriendas (o desayunas). Pasar mañanas en casa escribiendo. Decidir que el viernes noche es tuyo y planear una sesión a solas de comida deliciosa y película estupenda.
Coger la bici y escaparte hasta el mar, recorriéndote la costa hasta el pueblo siguiente y regresando a casa, te detienes en Casa Bonay, visitas Satan’s Coffee Corner y sales de él con tu café en mano y una sonrisa plena.
Eso es quererse, a mi modo de entender. Escucharse, permitirse, mimarse dándose lo que uno necesita. Y luego, vuelves a la comunidad y te reúnes con tu familia, pareja o amigos, lleno de ganas y de todo por compartir.
.
Foto: Anna Alfaro, El Pot Barcelona