“Ver tu casa, descubrir tu micromundo, adentrarme entre tus paredes, tocarlas, sólo deslizando suavemente la punta, la yema de los dedos, mirar arriba, las molduras de los techos, el blanco con sombras y reflejos, oler y absorber el aroma que desprenden tus cosas y tu mismo; la disposición de tus pertenencias (o la no disposición), tu estilo personal y decoración, tu ropa sobre el sillón, cojines caídos en el suelo, perderme descubriendo qué tienes y qué no tienes. La luz, los cuadros, los libros perdidos por varios rincones del piso, la música sonando mientras me permites adentrarme un poquito más en tu vida, tu armario y tu ropa con ese olor que me chifla, la comida en la nevera (o la ausencia de ella), qué jabones utilizas, las plantas pintando de verde algún rincón, las flores que nunca compras… Todos esos pequeños detalles que me acercan a ti y permiten que descubra más sobre la persona que eres”
Mostrar nuestros hogares nos desnuda, nos expone, nos presenta de un modo más íntimo, más personal. Y puedes adorar todavía más a quienes ya querías o empezabas a hacerlo. Puedes terminar de descubrir a quien justo empezabas a conocer. Puede no gustarte, puede alejarte, distanciarte y no involucrarte mucho más con ellos. Puede que suceda eso pero puede también que termines enamorándote.
¿Me llevas a tu casa? ¿Me llevas a tu mundo?


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Fotos: Anna Alfaro
Suena Too Young de Phoenix