Es extraño volver a estar aquí. Hace apenas unas semanas me despedía y lo hacía con la certeza de estar diciendo “adiós” a esto para dar la bienvenida a otra cosa. Es algo que llevaba tiempo pensando, gestando (sobre todo mentalmente) y que quise poner en marcha tras el regreso de las vacaciones, tras pensarlo, valorarlo y meditarlo mucho. Me puse en marcha. Activé la decisión, impliqué a algunas personas para el diseño del nuevo blog, compré el dominio, escribí y guardé muchos posts en borradores… Pero poco a poco, la idea que se gestó en verano, al pasar el tiempo, al esperar y ver que no se materializaba, que la persona que en principio iba a ayudarme no tenía tiempo… las ganas de abandonar esto y crear otra cosa, se fueron diluyendo hasta sentir pena por dejar atrás algo en lo que me impliqué siempre tanto y que ha formado parte de mi durante tantos años.
.
Una parte de mi sentía que necesitaba un cambio. Un cambio que acompañara quizá los cambios que he vivido en el último año. Recuerdo lo duro que fue el verano de 2014. Circunstancias personales hicieron de las vacaciones un mal momento, una mala época y el regreso a la rutina, al trabajo, al día a día, fue también francamente muy duro. Atravesé una pequeña (o grande) crisis personal y decidí ponerme las pilas para salir de ella, para desprenderme de lo que me hacía sentir mal. Fue entonces cuando empecé con mis clases de yoga, acudí a un osteópata, empecé a recibir reiki (sobre todo estas dos cosas por las migrañas que padezco), me impliqué aún más en mi alimentación y en buscar lo que me hiciera sentir bien para luchar contra mis problemas digestivos… Poco a poco fui recuperándome y construyendo una Anna más sana en todos los sentidos. A veces no nos damos cuenta de muchas limitaciones que padecemos hasta que las superamos. Ganar fortalezas, sentir seguridad, ser capaz de tomar decisiones difíciles, dar giros inesperados… Y en ese camino de construcción personal, cuidarme, de estar cada vez mejor física y emocionalmente, me enfrenté a situaciones complejas que desembocaron en rupturas, tanto personales como físicas. Terminé una relación, dejé mi casa en la que había invertido tanto… Y estas grandes decisiones, fueron posibles gracias a lo fuerte que me sentía, a lo claro que tenía lo que quería y no quería para mi, para mi vida.
.
2014 lo terminé despidiendo una relación. En julio de 2015 me despedí de mi piso. Grandes pilares que caían aunque… puedo decir que ambas decisiones fueron maravillosas por ese “después” que les siguió.
.
No escribía públicamente (aparte de la despedida) desde antes de verano. He estado un tiempo “fuera” necesitando espacio, desconectar para conectar, ver, sentir y no forzar nada. En ese periodo he querido mucho y no he querido nada más que esperar y vivir paz, tranquilidad y sosiego. He decidido algunas (pocas) cosas y después he tachado esas decisiones. He avanzado y retrocedido. Pero sobre todo, he crecido, me he cuidado, he sonreído y me he sentido bien. Pero también extrañaba mucho esto. Tener este lugar en el que dejarme llevar y recrearme. Y sí, vuelvo, vuelvo porque tacho de mi lista abandonar Justmebymyself. Tengo un batallón de posts preparados para salir (los que me conocéis ya lo sabéis, soy una loca…), así que a partir de hoy mismo, iré actualizando con regularidad. Espero estéis leyendo este post con el mismo entusiasmo con el que lo escribo.
.
Besos y gracias por seguir ahí, sinceramente.
.
Anna

Imagen de Juan Riobó
.