Nos tomamos la vida muy a pecho (yo la primera) y con una intensidad que nos cruje la salud (yo la primera). Peco de muchas cosas. Voy estresada porqué soy avariciosa con la vida. Quiero llegar no a todo, no, más que a todo. Pero de repente en clase de yoga, clases tras clases, algo empieza a cambiar y te das cuenta que por más correr, no lograrás nada más que estrés. Las cosas seguirán ahí y lo que no puedas hacer, ahí seguirá, esperando que lo hagas o que alguien lo tome, porqué no siempre debemos ser nosotros mismos quienes lo hagamos todo… Es difícil porqué cuando uno corre, “tira del carro”, toma la iniciativa siempre y empuja… empuja casi siempre y en todas las facetas de su vida pero… nadie te va a pedir que pares. Nadie más que tu.
Y me tomo más en serio cocinar bien, despacio y rico. Cuidarme.
El ritual de la ducha, con calma.
Ir a comprar al mercado, con calma.
Levantarme antes para empezar el día con ejercicios de yoga, una breve meditación (he de admitir que esto muy pocas veces) y un delicioso (y consciente) desayuno sentada en la mesa, tranquila, leyendo y estando por ese instante mío, perfecto.
Escribir más sobre cualquier cosa. Escribir para mi. Por más que no aparezca en ningún lugar, eso nunca se pierde. Es tuyo, personal, propio e íntimo.
Leer, aunque sólo sea un capítulo antes de dormir. Escribir en un papel todo lo que me inspira de esa lectura, guardarlo y releer cuando lo necesite.
¿Y vosotros, cómo os tomáis la vida?
Fotos: Anna Alfaro