Se acerca mi cumpleaños y aunque hace un tiempo que no tengo esas grandes listas de “necesidades”, sí que hay cosas importantes que me llenan de felicidad, me alegran y me hacen bien.
Para empezar, el fin de semana de mi cumpleaños lo pasaré en París con mi persona. Es su regalo (el que yo le hice para su cumpleaños), pero este tipo de regalos, suelen alegrar a ambas partes (chica lista!).
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Hay grandes cosas que siento que necesito, grandes proyectos, algunos de los que ya mencioné a principios de año en “Propósitos de 2014“, entre ellos, esa nueva mudanza, una mudanza definitiva (espero) a la que será NUESTRA CASA, para siempre (o casi siempre, que eso nunca se sabe).
También pequeños proyectos (con forma de viaje) que espero ir cumpliendo. Justo ahora uno se hará realidad y aunque ya estube 3 veces en esta maravillosa ciudad… esta vez será plenamente distinta a todas las anteriores. Es por eso que… Pido que se cumplan algunos de mis deseos de principios de año, más que pedir objetos concretos.
Sí pediré unas cositas, si no, supongo que no sería yo pero son detalles, detalles bonitos que seguro me harán sonreír.
Joyitas. Pequeñas, diminutas, que digan poco, que sean casi invisibles pero que sean parte de mi, de mi vida, mi día a día y mi historia. Algunas las vi en las pequeñas tiendecitas de El Born, Colmado Shop o La Tercera.
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Un bolso de Zubi. Este mismo me tiene enamorada.
Este año cumplo 30 y la verdad es que el número, me parece redondo, perfecto. No tengo la sensación de tener la edad que tengo. No quiero decir que con 30 ya se sea mayor, vieja, qué se yo… simplemente… siento que 30 es todo un status (quizá un mundo?), y a menudo… sigo sintiéndome… una niña.