Los viajes habituales que hago por trabajo, son siempre rápidos, demasiado fugaces para ni siquiera acostumbrarse a estar allí y perder el jet lag… Pero cuando ya has vivido la experiencia en varias ocasiones (y con dos al año, os aseguro que rápido cogéis todo tipo de habilidades para combatir el sueño, cansancio, hambre y ganar tiempo), te acostumbras y sacas fuerzas de donde sea e incluso tiempo incluso sin que lo haya. Nos escapamos algunos instantes para al menos disfrutar de una bonita cena, comida o de un rico café con leche en lugares que llevamos anotados siempre (si me conocéis, sabréis de qué hablo!).
Los lunes, antes de regresar, si todo va bien, solemos tener la mañana “libre” y es ese nuestro momento para ir a recorrer lugares pendientes, hacer recados para los amigos y familiares (abundan las listas de peticiones en las que siempre hay anotadas unas Converse!) y descubrimos nuevos cafés (para el desayuno) y restaurantes (para la comida) además de visitar, las tiendas habituales como Anthropologie o Madewell.
Si todo sigue igual… ¡regresamos en septiembre!
Fotos: Anna Alfaro
Nueva York, Febrero 2014