Para mi, nórdico es sinónimo de buen gusto. Conocía de lejos la decoración y también la moda pero poder vivir una semana en el piso de alguien de Copenhague… es una de las mejores elecciones que pudimos tomar y algo que me acercó mucho más a todo este mundo que tanto me gusta y con el que de algún modo… me identifico.
En las siguientes fotografías os muestro el piso de la artista que nos alquiló su precioso apartamento en Copenhague. Sé poco de ella pero pinta cuadros y tiene un gusto exquisito en cuanto a decoración. Claramente de estilo nórdico, su piso está decorado con esmero, detalle. Abundan los libros de arte, moda, arquitectura y fotografía. Cuadros por todas partes, colgados en las paredes, a medio pintar, apilados los unos sobre los otros… cacharros de cocina, potecitos de mil colores, tazas, platos y más platos, vajillas enteras, incompletas, uniones imperfectas que consiguen el efecto contrario.
Accedes al piso por una pequeña entrada y justo en el recibidor, una puertecita te da acceso a un lavabo minúsculo. Otra puerta, te permite entrar al piso accediendo a una amplia cocina-comedor. La cocina, probablemente organizada con módulos de Ikea es una monada. Estantes con utensilios de cocina, una pequeña isla en el centro con espacio para cocinar y el fregadero tocando a la ventana, con una repisa con más útiles y plantas. Al otro lado, los fogones, la nevera y un pequeño carrito con más utensilios y electrodomésticos amontonados. Puede parecer todo una pura casualidad pero cada objeto que observas, que sostienes en tus mano y que analizas… es sencillamente precioso y con un gusto sublime. No hay cosas feas, no a mis ojos, por lo menos. Observo durante todos los días que me alojo en el lugar, cada rincón, cada esquina, cada cajón, estante y armario y siempre descubro algo que tomaría conmigo. Voy anotando mentalmente ideas que quisiera trasladar a Barcelona, a casa, a mi hogar y hacerlo un poquito más nórdico. Ideas que con los días, las semanas y las búsquedas… he ido encontrando e incorporando a mi día a día, entre mis paredes.
Si abandonamos la cocina, llegamos al comedor, con una gran mesa central con sillas distintas y más estantes con vasos, platos y otros muchos cacharros. Justo al lado de estos, un arco en la pared por el que se accede al estudio de la propietaria y a un amplio dormitorio.
Si regresamos al comedor, el otro arco (este sin cortina), nos da paso al salón, con una precioso sofá retro verde, con miles de cojines encima, cuadros y libros alrededor, plantas, velas y varias lámparas para utilizar la luz según la necesidad que tengas.

Fotos: Anna Alfaro