Mi mes preferido se ha esfumado. Hemos dicho adiós al mes de junio y hoy inauguramos julio. Nunca me gustó julio. Demasiado largo, demasiadas ganas de la llegada de su fin para adentrarnos en agosto y en las vacaciones… Pero espero que este julio sea bueno, que la intensa actividad laboral no sea demoledora y que otros proyectos (más vitales) vayan asentándose o tomando rumbo (el correcto espero). Despido a mi mes y que aunque no ha sido como lo esperaba, ha estado también lleno de sonrisas y buenos momentos. Muchas gracias a quienes los hicieron posible.
Un mes en el que me compré cosas para mi misma y me cuidé; visité mercadillos de moda y de flores, pasé horas y días enteros muy bien rodeada. Celebré cumpleaños incluído el mío y pasé fines de semana tratando de desconectar y recargando fuerzas. Disfruté del sol, de buenas comidas y de muy buenos encuentros. Si durante meses que no han sido del todo buenos, podemos terminar recordando ni que sea la mitad de todos estos buenos momentos… De veras, somos muy afortunados.