Quizá el verano es la mejor época para retomar cosas que durante el año (o los años) abandonamos. La lectura, la calma, las siestas, la escritura… amistades y família… De todo un poco y mucho al fin de cuentas. Dejamos atrás bonitas aficiones sin que en nuestro día a día tengamos tiempo ni fuerzas para prestarles la atención que merecen y se alejan de la rutina sin ni siquiera darnos cuenta.
En mi caso es una mezcla de todo. Retomo la escritura, la lectura y también la fotografía en sus distintas facetas.
He vuelto a coger la reflex que abandonada tenía desde hacía años. Con la llegada de los smartphones (y en especial de los iPhones) muchas reflex y analógicas se quedan en el olvido. Y es cierto que la practicidad de los teléfonos las desbanca claramente, pero las fotografías, por excelentes que sean, nunca serán las de una cámara, creada exclusivamente para ello, para tomar retratos de la vida.
He vuelto a fotografiar y he vuelto también a recuperar recortes guardados en carpetas de cuanto me gusta de las revistas que a diario, por trabajo o afición, reviso de arriba a abajo, en busca de algo que me inspire, me emocione y me atrape. También he tomado más en serio este espacio, trabajando en su diseño y en una rutina en las actualizaciones, combinado también con escritos personales que quizá algún día salgan a la luz.
Las vacaciones han sido el marco ideal para conseguirlo pero también los lugares: la calma de nuestra casa y la de familia y amigos.