Nunca pensé que pudiera vivir una relación a distancia. Soy de esas personas que necesitan tener cerca a quién quiere (familia, amigos y por supuesto pareja) de modo que siempre sostuve que no podría llevar bien una relación de este tipo. La distancia complica y dificulta, según mi ver, lo que debería ser fácil, agradable, llevadero… Cuando estás con alguien porqué deseas compartir tu vida con esa persona, la distancia no tiene sentido. También los hay que duran años y años por esa distancia precisamente. Porqué los encuentros esporádicos y efímeros son suficientes y porqué no tienen la necesidad de compartir los 7 días de la semana de los 365 días del año. Entonces funcionan, durante años y años hasta que uno de los dos plantea un paso al frente (siempre llega ese momento) y el que parecía más acomodado con esa relación, se ahoga de solo pensarlo y entonces la relación se cae, se rompe. ¿Pero era realmente una relación si no había visión de futuro, ni pensamientos al respecto, ni ganas ni intenciones? Cada uno vive las relaciones a su modo pero lo que sí es cierto es que el ritmo debería estar marcado por los dos integrantes de la pareja. Las disidencias terminan con la estabilidad que pudiera haber.
Si ambos están de acuerdo con mantener esa distancia, estupendo entonces. Pero cuando no… Se hace doloroso. Ya lo es incluso cuando ambas personas desean estar juntas y no pueden por las circunstancias (marcadas principalmente por el trabajo y el dinero).
Una relación a distancia, por cerca que puedas estar (no hablamos de una relación transoceánica ni siquiera en diferentes países de Europa) te arruina. Acaba con tus ahorros si los tenías y con tus ingresos mensuales. Las visitas se deben limitar con el tiempo porqué el ritmo de gasto continuo es imposible de llevar. Se rebajan a 1-2 fines de semana al mes (cuando estás tan enamorado, quisieras verte los 4 fines de semana, ya que verte los 7 días es imposible por temas laborales). Y los que no toca que os veáis, os los pasáis pensando en la otra persona, hablando por teléfono, emails, watssup y tratando de acercaros aunque los km estén de por medio. Uno madruga a comprar el desayuno, el periódico… y el otro quisiera estar en casa para recibirlo y compartirlo pero hay 600 km de por medio. Los viajes en coche se hacen cada vez más pesados, se antojan más peligrosos, se hacen más costosos… Las energías y la motivación va decayendo, hay días en que todo está negro, complicado, inseguro… No porqué el amor decaiga sino por la fatiga del esfuerzo que supone el deber aguantar sin ver a quién más amas y el no poder compartir ni pequeños ni grandes detalles como tocaría.
Y a los meses de la relación (antes o después en función del ritmo de cada pareja) surge la pregunta:
– ¿Nos acercamos?
– Si, nos acercamos, donde nos mudamos?
Con un poco de suerte, os ponéis de acuerdo rápido (esto es realmente muy importante porqué decidir donde vais a vivir no es como decidir donde comemos hoy y afecta determinante en la evolución de la relación).
Cuando se toma esta decisión, entonces empieza lo más duro: buscar trabajo en el lugar elegido (normalmente busca únicamente quién se muda ya que se suele escoger uno de los sitios en los que los integrantes de la pareja ya viven). Si de por sí buscar trabajo ya es complicado, imaginar a distancia cuando la posibilidad de acudir a entrevistas se limita a… ¿cero días de la semana? Se recurre entonces a pedir días de vacaciones, días personales… pero se terminan. Un año no tiene tantos días a disposición de los trabajadores y entonces, enfermas o empiezas a consumir días del año siguiente…
La espera se hace eterna a veces pero puede llegar a ser tan fuerte lo que se siente que aguantas lo que haga falta y por el camino vas pensando en qué haréis cuando llegue el esperado momento. Donde iréis, como viviréis los fines de semana, los lunes y los miércoles que nunca habéis podido compartir, como viajaréis juntos el fin de semana sin que uno espere “al otro lado”, hacer la compra semanal, decorar la casa… Y con esos sueños vas aguardando que llegue ese día, porqué por duro y largo que sea… ese día siempre llega 🙂
Algunos links que hablan sobre el tema (hay tantas visiones del tema…):