Aunque siga en la ciudad y haya podido “huir” poco de ella debido a “misnovacacionesporlabúsquedadetrabajo” (así todo junto, si, porqué ese es su nombre. Ni vacaciones, ni trabajo, malo…) de algún modo disfruto de mi tiempo aquí. Hay cosas tan sencillas como llegar a casa y estar sola. Abrir todas las ventanas, de punta a punta del piso para que el aire corra por todas las habitaciones y tirarte sobre la cama, sin ropa que te apriete y te aprisione (si, sin ropa, como vinimos al mundo, así, como todos hacemos, no?) y no temer por la visita repentina del novio de tu compañera de piso, ni de ella misma, porqué se han ido de vacaciones (ellos sí) y tu tienes el piso para pasearte a tu antojo, sin tener que envolverte en la toalla al salir de la ducha y caminar por el pasillo. Esta libertad (y otras que guardo), son de algún modo, mis otras vacaciones (sin olvidar Tudela y Mallorca, por supuesto).