Hace muchos años me leí el libro “TOKIO BLUES” de Haruki Murakami. No sabía nada de él. Lo cogí al azar en unas de mis habituales visitas a la biblioteca (desde pequeña me pasaba horas y horas entre los pasillos de las bibliotecas, rebuscando entre los libros hasta dar con alguno de mi interés. Me “tragaba” los libros como el que bebe litros y litros de agua. Curiosa comparación…) y me quedé prendada de este libro. No indagué más sobre otros de los libros del mismo autor pero con los años, este se ha ido haciendo famoso, convirtiéndose en el autor predilecto de muchas personas, entre ellas, buenas amigas mías. Es así como he vuelto a dar con él y esta vez con el libro “Sputnik, mi amor”.
En este, un profesor de primaria de Japón, nos narra como su mejor amiga y amor platónico Sumire, una novelista amateur empedernida y excéntrica, desaparece de la faz de la tierra en una isla griega al estar de vacaciones junto a su reciente jefa Myû, de la cual Sumire está enamorada. Myû, después de no poder encontrarla, llama al profesor y ambos trataran de encontrar a la muchacha.
Una novela altamente recomendada, de esas que han de guardarse en un rincón especial de la biblioteca personal de cada uno.
Grandes frases de la novela:
Quién crece despacio, crece bien
Tengo la cabeza atiborrada de cosas que quiero escribir (así me siento yo a veces…)
Cerrar la tapa del piano (se dice del momento en que se pasa página en un asunto)
Cuando te disparan, sangras (muy cierto… se nos puede herir con facilidad)
Hacemos cosas que no se pueden traducir en palabras
Devorábamos libros con la misma naturalidad que respirábamos (también muy cierto en mí misma)